A través de sus diseños, Shoop propone rasgos de esa identidad flexible de la que hablaba Zygmunt Bauman en ‘Modernidad líquida’: maleable, que se adapta o se desplaza. Sin embargo, a pesar de ello, las bases de esta firma son sólidas. Los fundadores, Miriam Sanz y Yohei Oki, especialistas en difuminar fronteras, se mueven entre Madrid y Tokyo, siempre en constante cambio. En sus prendas fluyen lo códigos de género, raza y clase, como un canal de doble dirección, donde los patrones clásicos de hombre se adaptan para poder ser vestidos por mujeres, o los trajes sastre se mezclan con elementos de ‘streetwear’.
Shoop es un buen ejemplo de esas firmas que no necesitan hacer mucho ruido para ser solventes y atractivas. Acaban de lanzar una colaboración con Asics, han sido galardonados en los Tokyo Fashion Award de 2020 y, entre otras cosas, forman parte del cartel de London Fashion Week. Un universo propio peculiar, productos de calidad fabricados en talleres especializados de España y su capacidad para crecer y competir internacionalmente, son los tres rasgos que explican la silenciosa pero firme trayectoria de esta marca que nació hace ya ocho años. En el recorrido, artistas como Drake, J Balvin, Nathy Peluso o C. Tangana, han lucido sus diseños.
Al igual que muchos de sus compañeros de profesión, se han visto seriamente afectados por los efectos de la pandemia. El desfile de Tokyo previsto para marzo se canceló, la venta online se vio afectada, así como el calendario de presentaciones. Ahora trabajan en la nueva colección primavera-verano 2021 enfocada a la nueva realidad. “Estos meses hemos tenido ganas de llevar prendas que sintamos que nos protegen. Es un rollo más técnico, con tejidos resistentes, pero que permita ir con un ‘lucazo’, que tengan identidad y que con ellas la gente pueda expresarse. Tratamos de adaptar esa búsqueda de protección a nuestro mundo”, cuenta Miriam.
El modelo de negocio o la estructura de las empresas también van a tener que adaptarse a las nuevas circunstancias. “Ahora mismo han bajado las ventas de todo el mundo textil. Hemos hablado con varias marcas que han funcionado mejor online durante estos meses y todas coincidían en tener bajos precios. Nos pasó a nosotros los mismo, que productos caros no se vendían, cuando antes vendíamos más las prendas con precios más elevados, como los trajes. También es cierto que ahora mismo un traje, si no sales, no tiene sentido”, explica Yohei.
En el caso de Shoop, la digitalización se ha impuesto durante el estado de alarma, no solo por su participación remota en la semana de la moda de Londres. “Lo que hemos hecho en Asics para la plataforma online, por ejemplo, ha sido todo en 3d y creemos que tenemos que pensar en nuevos formatos por lo que pueda pasar, reinventarnos”. Formatos que, además, deben tenerse en cuenta de cara a la venta. “Están surgiendo diversas maneras de consumir y nosotros debemos pensar en las necesidades actuales de nuestros cliente, en cómo cubrirlas y, como consecuencia, ampliar nuestros servicios”, añade Miriam. Para ello se han rodeado de profesionales que les ayudan a expandir su mercado internacionalmente, pues venden en Japón (el 80%), China, Europa o EE.UU. “Más allá del diseño de una marca, es importante tener contactos, una buena relación con las tiendas. no somos expertos pero tenemos equipo para poder crecer. Por ejemplo, trabajamos con una distribuidora japonesa”.
Por su imagen de marca, mensaje y diseños, intuyo que podrían tener una buena respuesta si les pregunto por el concepto de modernidad actual. “Las Kardashian o Vetements han ayudado a diluir el concepto de modernidad. Toda esa estética difumina también la idea de clase. Por ejemplo, en España, a La Zowi o a Bad Gyal, hace 15 años no les hubieran hecho caso nadie, pero ahora tienen cabida. Aunque no es algo nuevo, siempre ha sucedido en el rap. Es la historia aspiracional de venir de lo más bajo, hacerse rico, exhibir lujo... Y todo ello se refleja en en canales como ‘Cuanto dinero vale tu outfit?’. A diferencia de los millennials, en la generación Zeta no quieren destacar por sí mismos, sino pertenecer a una tribu que ya está diseñada”, comparte Miriam.
“En la movida madrileña la gente customizaba sus propias prendas. Eso era ser moderno: hacer cosas nuevas. Actualmente el mercado no le da importancia a la novedad. En cuanto a la masa, se busca seguir el mismo patrón. Es como una politización de la cultura. Ahora mismo parece que tenemos muchas opciones y, en realidad, si indagamos, vemos que las posibilidades de elegir son pocas. Pasa con la política: o eres de izquierdas o de derechas. No puedes ser de otra forma. Capitalismo o comunismo. Estamos en una época extremadamente bipolarizada”, añade Yohei.
“¿Dónde queda Shoop?”, les pregunto. “En un nuevo camino. Nos movemos en el camino del respeto, en uno en el que no se clasifica a la gente, ni se diferencia a nadie porque sea de aquí o de allá, de una raza o de otra, de un género o de otro”
*Imagen de portada: Davit Ruiz, vía VEIN Magazine