Si hay una búsqueda que defina la moda contemporánea masculina, esa es la del individualismo. Las propuestas de las firmas en los últimos años han sido más lúdicas, atrevidas, no tan sujetas al look marcado por el uso de la américana, ni tan delimitadas por la estética minimalista de los años 90. De la española Carlota Barrera se puede decir que es pionera en el diseño de ropa para hombre, pues no compite en España con ninguna otra mujer en esta arena. Los temas que inspiran sus colecciones están teñidos por nuestra cultura, así como también las técnicas tradicionales que recupera y las colaboraciones basadas en la artesanía que lleva a cabo con Javier Sánchez Medina, Steve Mono o Anónima by cm, entre otros. ¿Qué moda masculina podría ser más particular? Ella misma explica las claves de su propuesta durante el video y en esta entrevista.
La moda como industria comenzó teniendo la finalidad de adornar el vestuario femenino, mientras el masculino se iba despojando poco a poco de elementos decorativos. Hace unos años los diseñadores comenzaron a jugar también con esos elementos decorativos y aplicarlos a la moda masculina, haciéndola más interesante y ampliando sus posibilidades de creación. Cuando las propuestas eran extravagantes o consideradas demasiado atrevidas no eran, en mi opinión, un intento de llevar esa particular prenda a la calle, si no hacer ver que en la moda masculina hay lugar a la diversión, al atrevimiento, a los adornos fuera de la funcionalidad. Vivimos una época de cambio y evolución de las masculinidades, y muchos hombres encuentran en la moda una vía de expresión que antes no estaba socialmente aceptada. Es algo fantástico.
La moda ha sido generalmente diseñada por hombres, que han creado tanto prendas femeninas como masculinas. Para las mujeres siempre han diseñado en torno a la belleza, pero para su mismo género siempre han tenido muy en cuenta la funcionalidad, dejando la creatividad más apartada. Es muy interesante partir sobre la base de una prenda históricamente bien diseñada, y jugar con ella de manera creativa.
Empezaría por la comodidad. Como mujer siempre he tenido pequeños problemas que parecen insignificantes pero son muy significativos: bolsillos muy pequeños o lo que es peor, bolsillos falsos, prendas incómodas creadas sólo porque son ‘bonitas’… Empezaría reinterpretando los códigos de la marca pensando en las mujeres. Cómo vivimos, cómo nos movemos, con qué nos sentimos cómodas, haciendo prendas que nos hagan sentir satisfechas, orgullosas y poderosas, contribuyendo a que nuestro día sea fácil y dinámico, en lugar de entorpecer nuestros movimientos y hacernos pensar “qué ganas de llegar a casa y quitarme esto”.
Diseñamos para cualquiera que valore una prenda bien hecha, con buenos materiales y buena construcción, y para alguien que se sienta segura/o de sí misma/o con cualquier cosa que se ponga. Yo soy la primera que me compro, heredo o me pongo ropa “de hombre”, y me encanta ver a cualquier persona independientemente de su género llevando nuestras prendas. Creo que eso es lo más importante, no que haya una única figura a la que queramos vestir, si no que el que lleve las prendas lo haga porque se siente increíble en ellas. Para mí lo más importante, con mucha diferencia, es la actitud.
La primera colección fue casi un experimento, un proyecto de investigación desarrollado durante casi dos años, en el que tuve mucho tiempo para investigar, probar, desarrollar, desechar y reemplazar… Fue una primera toma de contacto con la moda y a la vez una inmersión profunda en la artesanía española, y fue una reinterpretación tanto visceral como literal de toda esa investigación. Durante este tiempo hemos evolucionado como marca (ya puedo hablar en plural en vez de en singular ya que somos un equipo), hemos mantenido y a la vez redefinido las siluetas y los detalles clave como las aperturas, el talle alto, la cintura definida, la sastrería… hemos mantenido unas cosas, añadido elementos nuevos y eliminado otros más innecesarios para nuestra evolución. Creo que hemos madurado mucho como marca.
No hay ritual, estoy siempre investigando cosas nuevas. Independientemente de lo que esté haciendo tengo una parte de mi cerebro activo observando, siempre tengo carpetas (tanto digitales como físicas) en las que voy añadiendo investigación visual cada día. Cualquier película que veo en el cine o en casa, libros de fotografía que me encuentro en tiendas de segunda mano, un viaje en metro…
La película “Portrait de la jeune fille en feu” de Céline Sciamma, que plasma a la perfección la mirada femenina, la exposición de “Masculinities: Liberation through Photography” en el Barbican, “El Perfume”, que he releído hace poco, es una de mis novelas preferidas por cómo trata el sentido del olfato. RuPaul y cómo ha acercado la escena cultural del mundo drag a un público mainstream a la vez que nos regala carcajadas y ‘catch phrases’ fantásticas, Angelo Badalamenti y su hipnotizante soundtrack para Twin Peaks que últimamente no dejo de escuchar.
Siempre me ha encantado colaborar con otros artistas y combinar disciplinas. Creo que como industria la moda tiene una plataforma y un público esenciales para mostrar nuevos procesos, y con ello la responsabilidad de hacer que éstos sean responsables y transparentes. En mi opinión, actualmente esa responsabilidad radica en producir menos y mejor, y hacer visibles ciertas técnicas que de otra manera no lo serían. Incorporando técnicas artesanales podemos reinventarlas e introducirlas en el mundo de la moda, dándoles una nueva perspectiva.
El apoyo de Vogue nos ha ayudado, entre otras cosas, a asentar la marca y el proyecto de manera profesional. Hemos trabajado (y lo seguimos haciendo) mucho, y el hecho de que una institución tan importante nos diera su apoyo ha abierto las puertas a nuevas oportunidades y ha hecho que gente, tanto de la industria como fuera de ella, nos valore como una marca relevante.
Tengo la suerte de tener un equipo fantástico que lucha día a día para llevar el proyecto adelante. Al estar en continuo crecimiento, cada día es diferente. Hay semanas en las que vivimos con pura adrenalina entre fittings, desarrollo de prendas y nuevas colecciones, shoots de look books o campañas… y semanas en las que nos toca la parte de administración y producción. Lo bueno es que siempre hay una energía muy buena, tanto en el estudio como con todos nuestros colaboradores.
Me gustan tantas cosas… La multiculturalidad, su gran dimensión, la capacidad de cambio constante, la inmensa oferta cultural, la arquitectura (hay varios puntos de la ciudad en los que edificios antiguos se complementan muy bien con otros más nuevos). En general, el flujo de vida y actividad constante que se respira en la ciudad. Como Samuel Johnson dijo, “Cuando un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida.”
CUB Hoxton, un restaurante con un método sostenible y zero-waste en el que además todo está espectacular; Found, una diminuta coctelería que pasa desapercibida ya que no tiene rótulo; el British Film Institute, el Victoria & Albert Museum, los espectáculos de danza contemporánea en Sadlers Wells, cualquier cosa que ocurra en Barbican Center, los paseos por el Soho, Labour and Wait, Columbia Road Market, las mañanas de fin de semana…