Cuando este video fue grabado, Beatriz Palacios todavía no tenía montado su nuevo estudio, ni había creado el atelier de la firma. Tampoco había sido madre y la covid no había invadido nuestras vidas. Meses después, a pesar de las nuevas circunstancias, el ethos de su marca sigue intacto y se inclina por la experimentación a partir de sus propias experiecias personales, para ofrecernos piezas que invitan al placer de mirarlas, tocarlas y llevarlas encima. Con formas inspiradas en la naturaleza y elementos como perlas o rosas preservadas, sus joyas tienen, como dice Nerea Revilla en el video, un aire de sensualidad, pureza y misterio.
En 2011 lanzó su firma y la suerte quiso que en una feria de París un joyero artesano se interesara por las piezas y le propusiera ayudarla a mejorar las tecnicas para mejorar la marca. Desde entonces trabajan juntos y sus piezas, realizadas a mano, se encuentran en puntos de venta repartidos por medio mundo: desde la tienda PEZ, en Madrid, hasta la del MOMA, tanto en Nueva York como en Japón, o incluso en AnaÏs, California. Hablamos con ella de su trayectoria.
¿Siempre te has dedicado al diseño de joyas?
Me formé como ingeniera de minas, tras mi graduación me trasladé a Irlanda, concretamente a Dublín, dónde comencé a adentrarme en la industria de la moda y ha relacionarme en diferentes círculos culturales y artísticos de la ciudad. Tras mi vuelta a España comencé a compaginar mi profesión como ingeniera y amplié mis estudios sobre joyería. Después de cinco años de practica decidí lanzar en 2011 mi propio proyecto, la marca que lleva mi nombre.
¿Y cómo diste el salto?
Siempre me gustó el mundo de la moda y de las disciplinas relacionadas con el diseño y el arte, por lo que aunque como a muchos desde pequeña mi entorno me orientó a la elección de una carrera profesional más clásica, tenía claro que mi vocación estaba en el campo del diseño y la moda. Aún así, continué desarrollándome en mi profesión, mientras lo compaginaba con mi marca, y más que un salto podría decir que progresivamente fui cada vez invirtiendo más energía y recursos en Beatriz Palacios. Finalmente, el cambio llegó de la mano del cierre de la empresa para la que trabajaba. Fue en el fondo una oportunidad para centrarme al completo y poder disponer de todo mi tiempo para mi proyecto.
¿De qué manera la crisis que estamos viviendo afecta a tu idea de trabajo?
Creo que la incertidumbre en la que estamos viviendo los últimos meses nos ha afectado a todos de una u otra manera. Personalmente, y extrayendo una lectura positiva, si es que se puede, esta crisis me ha afectado a la hora de entender cómo me relacionaba con los canales de venta y los clientes finales. Muchas tiendas han tenido que cerrar y las ferias que no se han celebrado me han obligado a replantear la estrategia con la que llegamos a los clientes y cómo podemos escuchar sus necesidades o intereses. Ha sido una época de reflexión para todas las marcas, creo que ahora el cliente piensa más en qué objetos o piezas invierte su dinero y qué experiencia obtiene a cambio. Creo que el tiempo que hemos tenido, tanto para leer, pensar como escucharnos a nosotros mismos y al mundo, ha llevado a mucha gente a ejercer de “curators” de sus propias vidas, eliminando lo superfluo y buscando visiones similares de estilos de vida.
Fruto de este planteamiento y circunstancias he querido crear el Atelier de la firma, un espacio abierto a diseños únicos hechos a medida. Creemos que es una oportunidad para acercar a los antiguos y nuevos clientes al universo de la marca y poder tener una pieza especial para toda la vida. Desde el punto de vista creativo también supone un reto interesante del que creo que puedo extraer muchas enseñanzas, estamos justo ahora arrancando así que espero poder contar mucho más sobre esta experiencia muy pronto.
¿Se ha dejado sentir en los códigos estéticos de la firma?
No, definitivamente la crisis no aparece reflejada en mi colección nueva ni en las que estoy diseñando ahora mismo con mi equipo. Mi inspiración bebe de las vivencias de mi propia observación, y particularmente de diferentes movimientos del mundo del arte, el diseño, subculturas del siglo XX, el cine y la naturaleza. No creo en función de unas determinadas tendencias, me muevo por mi propio instinto en torno a la experimentación, llegando a desarrollar colecciones atemporales y únicas que siempre conforman un lenguaje único.
Tu ideal femenino va ligado a una estética de los sentidos. En el vídeo hablábamos de lo “sensual”. ¿De qué manera se refleja en las formas y materiales elegidos?
La sensualidad es un camino más del que me sirvo para tratar de llegar a encontrar la belleza, pero se trata de una belleza un tanto platónica que va más allá de dar únicamente placer visual, sino que busco que mis piezas conformen colecciones que fascinen y capturen la atención. Con cada propuesta inicio una investigación que se transforma en el uso de diferentes formas y materiales que me ayudan a traducir el concepto que tengo en la cabeza de una belleza sofisticada y atemporal.
En la mayoría de tus colecciones encontramos pinceladas históricas. ¿Qué épocas o movimientos artísticos son los que más te atraen?
A lo largo de estos años me he sentido atraída por diferentes corrientes artísticas o estéticas, así como otras influencias del mundo de la cultura y la contracultura. Creo que al final unifico todas las impresiones que me han llegado a lo largo de mi vida y lo plasmo es un estilo único y distintivo. Estos intereses no lo son únicamente desde un punto de vista formal, sino que me he preocupado por admirar cómo se creaba en esos periodos concretos y he profundizado todo lo que he podido de manera que en el proceso creativo todo, inexplicablemente a veces, va surgiendo de nuevo.
¿Recurres también a alguna técnica antigua para elaborar las piezas?
El diseño de los prototipos lo realizamos de manera tradicional y las herramientas y materiales que empleamos son los mismos que se emplean desde hace siglos en la joyería. Esto también lo podemos aplicar al uso que hacemos de algunas técnicas, como puede ser la del esmalte a fuego, pero esa tradición que desarrollamos en el diseño inicia pieza por pieza y que puede llevar meses resolver, lo complementamos con una producción moderna que nos permite tener mayor control sobre la pieza final.
Acabas de lanzar DOMINA. ¿Qué nos puedes contar de ella?
Domina explora una narrativa visual que fusiona el imaginario del arte sacro con los arquetipos tradicionales religiosos. He buscado materializar esta relación entre lo espiritual y lo eterno creando joyas que emplean materiales y colores simbólicos de este tipo de iconografía. Creo que las imágenes de campaña representan muy bien el concepto sobre el que he trabajado. Por ejemplo, el azul es un color relacionado con la divinidad, y el corazón como símbolo sagrado queda representado por los granates. También destaca el empleo del oro, la plata y perlas que muestran la riqueza de los tejidos con los que se adornaban vírgenes y mártires. Incluso he buscado también mostrar el simbolismo del agua bendita con el uso de gotas de cuarzo claro, así como de las reliquias religiosas como los ojos de Santa Lucía para los que empleo marqueses de topacio azul.
Nerea Canica como modelo y Lourdes Cabrera como fotógrafa también forman parte ya del adn de tu proyecto. ¿Qué aportan cada una Beatriz Palacios?
Con Nerea llevo colaborando en las últimas colecciones, nos entendemos muy bien y tiene una manera de trabajar con la que estoy muy a gusto. Creo que representa muy bien el ideal de mujer de la marca, inconformista y ejemplo de una feminidad que órbita entre la fortaleza, la delicadeza y la sensualidad. Lourdes Cabrera es sin duda una parte muy importante de mi proyecto. Comencé trabajando con ella porque admiraba su trabajo como fotógrafa artística, desde el principio nos dimos cuenta que teníamos una manera muy parecida de entender la estética y nos hemos complementado muy bien. Comprende perfectamente los valores de la marca y creo que ambas somos muy honestas con el trabajo que desarrollamos.
También has sido madre. ¿Cómo es trabajar desde casa, con un bebé y el estrés que añade el estado de alarma?
Ha sido complicado compaginar la maternidad y la crianza con mi propia empresa en medio de una crisis sanitaria sin precedentes . Supongo que como a muchos me ha supuesto un reto, pero he de reconocer que a la vez, el hecho de que ocurriera en este momento concreto personal, ha sido también una oportunidad de pasar más tiempo con mi bebé, y aprovechar el ahora.
¿Qué artistas, diseñadorxs o creadorxs de cualquier campo te han inspirado en los últimos tiempos?
Hay muchos referentes en los que me fijo y admiro. Por ejemplo, hace poco tuve la oportunidad de ver un documental de Wim Wenders “Notebook on cities and clothes” (1989) sobre Yohji Yamamoto que le encargó al cineasta el Centro Georges Pompidou de París. Me encantó y, sobre todo, ver cómo trabajaba, la atención que muestra al detalle más insignificante… También me gusta mucho el trabajo de Emily Adams Bode, su marca se llama Bode y es muy inspiracional su trabajo rescatando artesanía tradicional muy americana para crear colecciones de hombre con piezas únicas muy especiales. Creo que en general me gusta ahondar en las circunstancias que llevan a la aparición de nuevas expresiones artísticas como el grafitti, o bien subculturas, ahora mismo por ejemplo estoy investigando en torno los nuevos románticos. Encuentro fascinación en multitud de detalles que nos rodean.